martes, 8 de julio de 2025

Shock


La gota que colmó mi vaso, ya no me quedan fuerzas porque siento que dejé de encontrar el sentido para fabricarlas. 
Es como si caminase a tropiezos, agarrándome a todo para que no me arrastre el dolor y aún así, eso a lo que temo consigue alcanzarme. 

Te caes, te levantas, te caes, te levantas, si, pero llega un momento en el que ya no puedes más y solo dejas que el huracán arrase con todo y no te resistes y lo sientes tan adentro que se queda instalado y ya será parte de tí. De una nueva personalidad, un nuevo estado, que te deja en pausa aunque la vida siga. 
 
Ese huracán se llama depresión... Y cuando menos lo esperas, llega, te sacude, te dice que no te levantes de la cama y como un títere obediente dejas que ese hilo invisible te dirija. 

Eras esa chica risueña que siempre ha tenido ese consejo, esa fortaleza y la que ha superado todo pero ya no existes, eres otra. Estás inmóvil, sientes vergüenza y ya nada de lo que eras volverá a ser igual, porque sabes que hay cosas que te marcan para siempre y cada daño se ha instalado en mí, dejando heridas que al curarlas dejaron cicatrices y así consecutivamente hasta que sentí que todas ellas se unieron y ya no me queda aliento para repararlas ni para entenderlas, porque... Porque sabes que no es justo y que no mereces todo esto.

Quieres moverte, quieres correr, pero tus piernas no reaccionan. 

 Pocos hablan de lo que sientes al rozar la meta, al sentir que si, que ya no tienes que luchar más, que te puedes relajar...y derrepente vuelves a la línea de salida, sin avisar, sin querer, de la peor manera. 
Caes en picado. 
Estás asustada y te encuentras con todas esas partes que te asustan, con todo eso que decías no es nada, da igual, yo puedo, todo irá bien... Y no. Nada fue bien. Nada. 

Vuelves a sentir que esos monstruos, que esa vulnerabilidad debe seguir escondida, porque nadie abraza tu dolor, casi nadie se queda en la tormenta cuando todo es difícil. Y tú niña interior vuelve a esconderse en su lugar favorito de ese que sabes que nunca debió salir. 

La mejor parte de mí no la encuentro. La perdí y también a mí. Y no hay peor sensación que sentirse perdido. 

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